Raimundo Barría tuvo una educación musical única en los colegios de metodología Waldorf, Rudolf Steiner y Giordano Bruno, donde comenzó en el piano clásico. Más adelante alumno en el instituto Projazz, tuvo como profesores a pianistas como Américo Olivari y Felipe Riveros, exponentes del piano jazzístico contemporáneo, además del guitarrista Jorge Díaz. Por ese tiempo, en 2008 comenzó a tocar con Santiago Downbeat, convocado por el trompetista y director musical Cristián Cerpa. Con esta orquesta grabó dos álbumes y fue de gira incluso por Europa. Pero entonces Barría se integró a las nuevas escenas jazzísticas de la capital, explorando una música moderna, siempre en la línea de pianistas claves como Bill Evans, McCoy Tyner, Herbie Hancock y Chick Corea.

El piano de Barría aparece en una amplia discografía de la década de 2010, en grabaciones de Federico Dannemann (Zelig, 2013), Sebastián Prado (Lugares comunes, 2014) o Francisco Saavedra (Camino ligero, 2014), además de discos con voces como Thais Marie, Nicole Nietzschmann y Edra Silva. En su primer trabajo monográfico, Inercia (2020), alterna posiciones como pianista de trío, con Milton Russell (contrabajo) y Juan Pablo Jaramillo (batería), y de quinteto, sumando ahí a Sebastián Jordán (trompeta) y Agustín Moya (tenor), en un doble ejercicio de respeto por la historia y la tradición del jazz de mediados del siglo XX.