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Manuel Fuentealba debutó en 1948 en la orquesta de Carlos Salinas, que  actuaba en el Cabaret Royal, y adonde llegó tras presentarse en auditorios radiales. De ahí fue contratado como cantante del Hotel Miramar, y fue parte de los elencos estables del Casino de Viña del Mar, el Teatro Condell de Valparaíso y de la Confitería Torres en Santiago.

Junto con su condición de tanguero, Manuel Fuentealba era tornero de la Armada, y se desempeñó  allí por casi 30 años, en un oficio que alternó con su trabajo musical, y que era muy frecuente en su generación. Casi todos los tangueros del puerto tenían otros trabajos.

Tras el cierre de espacios nocturnos de los '70, por la dictadura militar, su trabajo se vio reducido, pero nunca dejó de cantar y a fines de los años '80 se convirtió en el cantante de tangos del bar Cinzano de Valparaíso. Allí tuvo una actividad constante y exigente, y que él desempeñó hasta poco antes de su muerte, en el 2016.

Pese a su dilatada historia musical, casi no existían grabaciones con su trabajo. En 1973 no pudo ser parte del disco del sello Dicap, Tangos en el puerto, que es uno de los pocos testimonios de esa escena.

Por eso, los discos Una noche en el Cinzano (2002) y Otra noche en el Cinzano (2007), representan el mejor testimonio de su voz y su oficio. Ambos discos fueron producidos por el bajista de Los Tres, Roberto Titae Lindl, y registran en vivo el trabajo de los músicos del Cinzano. Además de la cantante de boleros Carmen Corena, Manuel Fuentealba es el protagonista de la grabación, y repasa varios tangos clásicos con el oficio que distinguió sus casi 50 años en escenarios.