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Fármacos fue primero un seudónimo de Diego Ridolfi, que incluso grabó un EP homónimo bajo esa identidad, pero se instaló como grupo en 2011. Etiquetas como "pop ambiental" y postrock definieron entonces su sonido, que se plasmó luego en el EP Abril (2012) y el disco Los días más largos (2013), registros con los que se unieron al sello Beast Discos. Ese primer repertorio tuvo una positiva acogida en algunos medios chilenos y extranjeros, que les acercó a festivales como Mysteryland (2013) y Lollapalooza Chile (2015), así como a la Feria Pulsar (2013) y el Día de la Música (2014), entre otros eventos.

Fue una etapa en la que Fármacos, además de Diego Ridolfi (voz, guitarra y sintetizador),  incluía a Carlos Doerr (teclados y guitarra), Ignacio Wong (bajo) y Octavio Cavieres (batería, integrante de Astro). Luego se unieron Francisca Straube, baterista entre 2013 y 2016, y Nicolás Alvarado, bajista desde 2014. Así se inició también un tránsito de integrantes que con el tiempo transformaría a este en un proyecto de alineación flexible, siempre en torno a las composiciones de su vocalista y principal rostro. Los bateristas Magdalena Contreras, Martín Semler y Pau Céspedes (Yorka, Marineros, Dulce y Agraz), los guitarristas Andrés Aracena y Martín Berríos y la bajista Manul Nube (Amanitas), por ejemplo, colaboraron después en diversas grabaciones y actuaciones en vivo.

El paso del tiempo también marcó una transformación en el sonido de Fármacos, que se convirtió en un nombre más cercano al pop y la música de vocación masiva. Estado de gracia (2016) fue un segundo disco pensado precisamente en esa dirección, que tuvo un single coproducido por Cristian Heyne (“Belleza”) y consiguió una nominación como Mejor Artista Pop en los Premios Pulsar. Además, les permitió ampliar su alcance más allá de Santiago y las ciudades chilenas que ya habían recibido sus conciertos. Perú fue un país que visitaron por primera vez en 2016 y al que volvieron en años siguientes, como parte de un recorrido que también contempló ciudades de Costa Rica y Estados Unidos.

Su audiencia más significativa, sin embargo, surgió en México. Tres visitas en años consecutivos, de 2017 a 2019, les permitieron hacer conciertos en diversas zonas del país e impulsaron a Diego Ridolfi a concretar un deseo que ya había expresado públicamente: a fines de 2021 fijó su residencia en la Ciudad de México, donde comenzó a ser acompañado por músicos locales. Para ese momento ya se había editado Manual de una pérdida (2021), un álbum publicado por el sello Quemasucabeza, que también obtuvo una nominación en los Premios Pulsar. Producido entre Diego Ridolfi y el mismo Cristian Heyne, ese título profundizó en el pop electrónico y las temáticas románticas que se habían impuesto desde años anteriores en sus canciones.