Iñigo Díaz
Si bien Recabarren tuvo algunos estudios de piano clásico con el maestro René Reyes, profesor en la Universidad de Chile, su aproximación al instrumento fue autodidacta. Entre 1974 y 1978, junto a su hermano Fernando Recabarren integró un conjunto de rock, electrónica análoga y fusión sinfónica, de cierto carácter impresionista, donde tocaba los sintetizadores y el órgano de pedales de bajo. Quasars le significaría, entonces, su primer acercamiento a la idea del cosmos.
En 1978 emigró a Estados Unidos, donde permaneció hasta 1989. A su regreso editó su primer disco, que también fue el primer trabajo publicado en Chile con la nueva tecnología para el disco compacto: Running. En adelante, Recabarren publicaría nuevos álbumes en distintos formatos: Encuentro en Tres Acequias (1994), con trío y un enfoque de jazz latino; Plenitud (1997), una actuación en directo, y Quinta dimensión (2002), para piano solo.
Música a cielo abierto
Ya por entonces había tenido la decisiva experiencia de una música a cielo abierto en el Pucará de Chena, en las ruinas incaicas del siglo XVI cerca de Calera de Tango. Allí, la noche del solsticio de verano de 1999, ad portas del cambio de milenio, Claudio Recabarren dio un concierto de piano (que fue llevado a la cima por un helicóptero), acompañado por el músico Ernesto Holman, en la percusión mapuche metawe. El contacto con las estrellas le daría un nuevo rumbo a su obra en lo sucesivo, que tomaría forma en algunas de sus composiciones venideras más importantes alrededor del citado concepto del "astroarte": "Pucará" y "Arcturus".
Su investigación sobre las músicas ancestrales también definirían su aproximación al piano contemporáneo y el uso adicional de sintetizadores. En 2003 emigró a España para continuar su trabajo en la música, componiendo para documentales y editando nuevos discos de ese primer período español: Arcturus / Pucará (2007), Emerges misteriosamente (2008) y Tierra de estrellas (2013), que reúne varias de esas composiciones inspiradas en el universo.
En Europa, entonces, proyectó la idea del concierto fuera de sala, con actuaciones en puentes medievales, dólmenes, ermitas, ruinas, afueras de capillas e iglesias, pero también en planetarios de Estados Unidos, Polonia, España y Brasil, además de observatorios, como La Silla y Pailalén en Chile. En el Planetario Usach, Claudio Recabarren realizó más de 30 conciertos de piano bajo la proyección de imágenes de las estrellas.
Más adelante sería el productor de Piano under the stars, película del chileno Juan Carlos Vidal, realizada con tecnología fulldome, vale decir, imágenes en 360 grados, que en 2020 ganó el premio en el Festival de Cine Fulldome de Jena, en Alemania. Es la ciudad donde se construyó el primer planetario del mundo, a inicios del siglo XX. Recabarren escribió la música, obras para piano solo (“Orbitando tus lunas, Júpiter”, “Piano bajo un mar de estrellas”), sus antiguas piezas, ahora con un carácter sinfoétnico (“Arcturus”, “Pucará”) y material para sintetizadores, aerófonos y percusiones étnicas ("Rumbo Marte”), en colaboración con los músicos chilenos Rodrigo Covacevich y Mónica Gramme.
Actualizado el 04 de diciembre de 2020