Marisol García / Iñigo Díaz
Poeta, cantora, payadora, guitarrista y decimista, esta nativa de Rancagua largó en 1998 un oficio que al poco tiempo se volvió profesional. Con él ha recorrido el país y ha recibido invitaciones del extranjero, pues su labor es doble en la interpretación y en la divulgación, dirigiendo además talleres y clases particulares. En cada una de sus presentaciones, Astorga busca dejar instalados principios en torno a un arte que describe como «delicado, pues se relaciona mucho con la gente, con la comunicación humana. El payador es un poeta que define la poesía cantando a través de desafíos y contrapuntos». Además del canto y la composición de décimas escritas e improvisadas, ejecuta la guitarra traspuesta, el guitarrón chileno y el rabel.
Comenzó a cantar de pequeña: sola y también a dúo con su hermano Francisco Astorga, cantor a lo poeta siete años mayor que ella. Se le hizo familiar así un repertorio de cuecas, tonadas y valses campesinos, y no tardó en aprender de canto a lo divino asistiendo a vigilias en campos y rincones de la Sexta, la Quinta y la Región Metropolitana, donde juntos consolidaron un núcleo reconocible en estos espacios.
A los 18 años acompañó al conjunto Cantalar de Graneros en un viaje musical a Chiloé, y grabó luego con ellos el cassette Cantos campesinos de Navidad (1985).
Es profesora básica, titulada en la Universidad Católica de Curicó, y siguió también estudios de música en la Universidad de Concepción. Pero nunca esa preparación la alejó del canto y la poesía popular, ni tampoco cuando se mudó a Santiago. En el mismo año de su titulación, el destacado Pedro Yáñez la invitó a presentarse con él en vivo. Se abría así a para Astorga un camino de creación y divulgación en el que no dejaría de sumar experiencias sobre todo en encuentros colectivos, y que la destacaría como la única mujer en Chile activa como payadora:
«Fue súper fuerte [iniciarme entre hombres], pero me probé y de a poco lo he ido perfeccionando y me han ido aceptando —comentaba en una entrevista radial—. Payar es como un milagro». Con su incorporación a los escenarios de la paya junto con los grandes referentes de la época en que apareció (Pedro Yáñez, Santos Rubio, Alfonso Rubio Fernando Yáñez), Cecilia Astorga abrió instintiva y espontáneamente las puertas para el ingreso de la mujer al escenario de la paya y la práctica de la décima escrita.
Tras ella, y en un lapso de 20 años de actividad como esa precursora en el género, se sumaron los nombres de Myriam Arancibia, María Antonieta Contreras, Daniela Sepúlveda, Carola López, Fabiola González y Emma Madariaga. Su rol en la instalación de los encuentros nacionales "Aquí payan las mujeres" fue clave y desde entonces nuevas generaciones de payadoras, algunas que la consideraron un referente y otras que fueron alumnas de sus talleres, se unieron a esa rama nueva iniciada por Astorga en los años '90.
Además de su participación en una serie de discos colectivos, Astorga publicó en 2015 su único álbum monográfico: Los cinco sentidos, con trece décimas de su autoría. Premiada y reconocida, falleció en octubre de 2024 a solo tres semanas de haber ganado el Premio a la Trayectoria Margot Loyola, que recibió en el musang4d Palacio de la Moneda, y tres días antes de cumplir los 57 años de edad.
Actualizado el 30 de octubre de 2024