Carlos Pimentel

Carlos Pimentel
Foto: Biblioteca Nacional

Carlos Pimentel Barrera fue uno de los pioneros en la guitarra clásica chilena en los albores del siglo XX, protagonista de un intenso trabajo de creación y docencia en Valparaíso, descrito por la producción de abundantes partituras que transitaron desde la música docta a la música popular. Su catálogo superó las 500 obras, con piezas para guitarra, piano y canto, principalmente danzas de salón, gavotas, valses, schottischs, mazurcas y polkas, además de habaneras, tangos, foxtrots y hasta tonadas y cuecas. En 2015 su legado llegó al Archivo de Música de la Biblioteca Nacional.

Ficha

Fechas

Santiago, 1887 - Valparaíso, 1958

Región de origen

Metropolitana de Santiago

Décadas

1920 |1930 |1940 |1950 |

Géneros

Carlos Pimentel

Carlos Pimentel Barrera fue uno de los pioneros en la guitarra clásica chilena en los albores del siglo XX, protagonista de un intenso trabajo de creación y docencia en Valparaíso, descrito por la producción de abundantes partituras que transitaron desde la música docta a la música popular. Su catálogo superó las 500 obras, con piezas para guitarra, piano y canto, principalmente danzas de salón, gavotas, valses, schottischs, mazurcas y polkas, además de habaneras, tangos, foxtrots y hasta tonadas y cuecas. En 2015 su legado llegó al Archivo de Música de la Biblioteca Nacional.

Roberto Fuertes

Músico, compositor y concertista en guitarra, Pimentel nació en Santiago en 1887, pero pasó prácticamente toda su vida en Valparaíso, donde murió en 1958. A temprana edad comenzó su acercamiento a la música, realizando estudios de piano y guitarra, instrumento que luego profundizó hasta desarrollar una nutrida carrera artística. Sobre sus primeros maestros no se tienen mayores antecedentes, sin embargo ha tomado fuerza su vinculación con el músico español Antonio Alba, quien realizó en Chile una activa difusión musical.

Según investigaciones especializadas, ambos músicos se conocieron en el Valparaíso de las primeras décadas del siglo XX, y compartieron sus inquietudes por la guitarra. Ambos exploraron el instrumento como solistas, y compartieron el repertorio de la época, casi en su totalidad inspirado en la música del denominado Salón Europeo. En paralelo, dieron curso al estudio de otros instrumentos de cuerdas como la mandolina y la bandurria, y en distintas épocas de sus vidas fundaron estudiantinas.

La bella época: danzas, himnos, marchas, jingles
Una de las particularidades de Carlos Pimentel fue la creación la gran cantidad de piezas musicales para múltiples instrumentos: guitarra, piano y mandolina, entre otros, aunque también él sobresalió como concertista. Ofreció presentaciones no sólo en Valparaíso, sino también en Santiago y en el norte del país, en una serie de largas giras musicales. Pimentel se trasladaba acompañado de su familia, arrendaba teatros para sus presentaciones, y figuraba como productor de sus conciertos mientras también comercializaba sus partituras más populares.

Su música no sólo se limitó a la edición de obras y actuaciones dentro de Chile. Pimentel ofreció exitosos conciertos Perú, Ecuador y Argentina, con gran acogida del público y una favorable crítica. Así llegó a ser editado en Perú por la Casa Guillermo Brandes y por otras editoras de Sudamérica. Lo mismo ocurrió en Chile con las casas editoras Kirsinger, Doggenweiler, Brandt, y Mattensohn & Grimm.

Hasta antes de la llegada del fonógrafo y la revolución de la radio, la actividad musical se nutría fuertemente de la presencia en directo de los ejecutores y de la enseñanza musical. Con el fenómeno de masificación de la música, a partir de los años '20, la actividad de los músicos experimentó cambios importantes. La sociedad comenzaba un proceso de democratización en sus distintas esferas y la música no fue la excepción. No sólo desde el punto de vista de los receptores, sino también desde la puesta en escena.

Así surgieron nuevos repertorios y el salón aristocrático chileno se abrió a diversas expresiones musicales, propias de los grupos sociales emergentes. El repertorio de Carlos Pimentel fue el reflejo de esos nuevos gustos, sensibilidades y atmósfera artística de esa época. En una primera época de creatividad destacaron valses, schottischs, gavotas y mazurcas, mientras que en una segunda etapa aparecen habaneras, polkas, shimmies y foxtrots. Pimentel no solo llegó a escribir piezas propias de la música popular, como tangos, cuecas y tonadas, sino también jingles para distintas casas comerciales del Valparaíso de la época.

Es importante también mencionar la creación de himnos y marchas, que en el Fondo Carlos Pimentel de la Biblioteca Nacional superan las 180 obras. Han alcanzado doble importancia, ya que un grupo numeroso de ellas fue dedicado a algún personaje relevante de la primera parte del siglo XX o a un episodio de gran significado para la sociedad. Entre ellos destacan, por ejemplo su "Himno a las víctimas del terremoto de Chillán", de 1939.

El maestro de guitarra: olvido y memoria
En simultáneo a su trabajo de compositor, Carlos Pimentel llevó adelante una importante labor pedagógica. Fundó en Valparaíso varias academias y casas de música, como la Casa Buenos Aires, que se ubicó durante los años 30’ en el centro de la ciudad puerto. Fue un verdadero centro difusor de la música, ofreciendo clases musicales para distintos instrumentos, programa de conciertos y venta de partituras propia y de autores de moda en Europa o de América.

Sin embargo, Pimentel se mantuvo por mucho tiempo en el anonimato, hecho que se contradice con la envergadura de su obra y su importancia en el desarrollo de la música en Chile, en particular de la guitarra. Las causas probablemente se encuentren en la poca visibilidad que tuvo la guitarra durante toda la primera parte del siglo XX, donde no tenía espacio en los conservatorios. La guitarra ingresaría al estudio académico solo a fines de los años '40. Pero en ese anonimato también pudo haber incidido la propia voluntad de Pimentel , quien en algunos documentos encontrados dejó de manifiesto su deseo de ser reconocido solo después de su muerte.

Así, su legado fue redescubierto en Valparaíso por familiares en 1998, cuatro décadas después de su fallecimiento. Ese año el guitarrista clásico Óscar Ohlsen grabó el disco La guitarra de Carlos Pimentel, que permitió rescatar parte de su obra a través de 23 piezas escogidas por el propio intérprete, entre las que destacan la habanera "Matilde”, los schottischs “Correspóndeme” y “Yo te correspondo”, el tango español "El ahuacate", y arreglos para el tango "Pañuelito" y el aria de "Carmen" de Bizet.

En abril de 2007 se publicó el libro Del salón a la música popular en la guitarra de Carlos Pimentel (de Roberto Fuertes y Bernardo Zamora) y a comienzos de 2015, junto con la entrega del legado a la Biblioteca Nacional, se exhibió el documental Acordes de la memoria, completando de este modo el rescate del patrimonio musical de Carlos Pimentel, desde el olvido a la memoria definitiva.

Actualizado el 04 de febrero de 2024