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Cuando Pablo Álvarez anunció que abandonaba Niño Cohete, en los primeros días de 2017, ya llevaba media década desarrollando un camino como solista, con el seudónimo Arranquemos del Invierno. En 2012 había publicado un EP homónimo y en 2014 había editado Ancestros, un disco cuya factura fue singular: se grabó durante un viaje de dos meses a bordo de una camioneta, que cubrió desde el Desierto de Atacama hasta la Carretera Austral. Esa experiencia también dio vida a un documental homónimo, estrenado en 2015.

Hasta entonces, Arranquemos del Invierno parecía una extensión de la sonoridad acústica que Álvarez había desarrollado con Niño Cohete, con un carácter más íntimo y personal, pero luego incorporó elementos diferentes. El EP Sol de los Andes (2018) —producido junto a Fernando Milagros— fue una suerte de transición hacia una sonoridad distinta, que se expresó abiertamente en el disco El poder del mar (2021). Sintetizadores, percusiones electrónicas y una aproximación a otros ritmos caracterizaron ese álbum, que fue producido por Rodrigo Droguett (Mantarraya) y tuvo colaboraciones de Camila Moreno, Fernando Milagros, el rapero Dek Primero y la compositora ecuatoriana Paola Navarrete.