Marisol García
El nacimiento de Políticos Muertos fue, desde su génesis —y pese al contraste de su debut en vivo en una vieja tanguería cerca del Paradero 1 de Gran Avenida—, un grito de descontento: «Desde un barrio de la Gran Avenida empezaron a lanzar dardos a la dictadura, a la burocracia y a las instituciones corruptas», recuerdan ellos mismos el inicio de su recorrido conjunto, anclado a los esfuerzos que en la segunda mitad de los años ochenta articulaban cada vez mejor la oposición a la dictadura con una voz de creación y dignidad colectiva, y luego al dudoso acuerdo de la transición.
Por eso, la historia de la banda no puede separarse del contexto extremo en el que surgió la sociedad de sus cuatro integrantes, «ladrando rabia antiestatal desde todas las trincheras posibles, disparando ráfagas certeras al poder; develando el abuso, la injusticia, la impunidad y el espejismo democrático», en sus palabras.
Al gusto de sus integrantes por el punk británico, el hardcore estadounidense, ciertas propuestas de heavy metal y de hard rock se le presentaba, también, la inquietud por la situación de su entorno. Su concepto de «rock paria» vino entonces a explicar mejor su interés por hacer pasar la furia de muchos de sus maestros musicales «por el filtro latinoamericano». Entre cambios de integrantes y períodos de alejamiento y reactivación, Políticos Muertos ha mantenido el foco sobre desigualdades en la sociedad chilena tristemente vigentes tanto en dictadura como en democracia.
Su primera grabación editada, un cassette presentado en 1997, mostraba doce cortes propios y una dedicacación en la carátula «a toda la gente con humor negro y autocrítica». Fue publicada por CFA, el sello independiente gestionado por Fiskales Ad-hok, que ya había incorporado dos temas del grupo al compilado Uno (1995). Veinte años más tarde, el CD Todos las tumbas afirmaba un trabajo de «ruido y verdades por un mismo cauce».
Varios registros de investigación consideran el trabajo del grupo como latido inscrito en un descontento social más amplio. Pueden pesquisarse por eso más pistas sobre el trabajo de Políticos Muertos en el documental Pank, los libros La canción punk de los 80 en Chile (2015) y Canción valiente (2013); y, sobre todo, en Rock Paria y lo que en él se dice, un libro que el cantante del grupo, Francisco Flaco Mallea, publicó en 2017 con letras de la banda, citas visuales y ciertos recuerdos biográficos. Noventa páginas despliegan ahí letras de canciones como poesías, denuncias, gritos o desahogos (no todos desde la furia; también están los afectuosos y nostálgicos), como saludo a los treinta años de fundación del grupo y a la inquietud inalterada por la vigencia de su frustración con el orden de las cosas:
«Desde ese año 1987 hasta hoy el Estado Chileno sigue tocando la misma canción. ¿Por qué deberíamos cambiarla nosotros?».
Actualizado el 31 de mayo de 2017