Iñigo Díaz
La agrupación fue formada originalmente por músicos adiestrados en los años de dominación total del jazz electrificado (Andrés Pollak, Pablo Lecaros y Pedro Greene), lo que se tradujo finalmente en una de las más valiosas propuestas en la historia del jazz chileno, según los musicólogos: el encuentro entre la improvisación jazzística y la temática de la música de raíz folclórica. Y tras la extinción definitiva del grupo jazz-rock Cometa, apareció como nuevo proyecto musical.
Mientras permanecían en el grupo Cometa, Lecaros y Greene habían trabajado con la cantante Isabel Parra en una de sus primeras giras nacionales, una vez levantada su prohibición de ingresar al país. Este evento fue determinante, toda vez que conectó a ambos jazzistas con la canción chilena de raíz. A partir de entonces, ambos solistas se sumergieron en un trabajo de investigación de estas dos ramas musicales que no evidenciaban mayor parentesco.
Tonadas de la madre tierra
La Marraqueta se inició como taller musical en 1992 y en 1994 ingresó en los programas del Club de Jazz con su catálogo de creaciones originales enmarcadas dentro de lo que se llamó en esa primera época “fusión criolla”. Pedro Greene venía de trabajar con el guitarrista Edgardo Riquelme en una intervención eléctrica de la canción “Gracias a la vida” (Violeta Parra), mientras que Pablo Lecaros había dirigido el grupo Makondo, con el que grabó la citada “Tonada para la pachamama”. Esta melodía se iba a transformar pronto en una de las máximas piezas del nuevo conjunto fusión.
La Marraqueta grabó su debut (La Marraqueta, 1995) como trío, utilizando la misma estructura de una sección rítmica jazzística básica (piano-contrabajo-batería), aunque esta vez electrificada (teclados-bajo-percusiones). Esto marcó su puesta en escena y el perfil sonoro que la caracterizaría durante los primeros años. En consecuencia, La Marraqueta se enmarcó fuertemente en la música desarrollada por los modelos del jazz electrificado: Herbie Hancock, Chick Corea y sobre todo por el conjunto Weather Report. Desde ese punto de vista el paso que la banda dio para la grabación de su segundo álbum fue clave.
En 1997 se incorporó Mauricio Rodríguez (líder de Almendra Trío, banda que también presentaba a Pablo Lecaros en el bajo), quien grabó las partes de guitarra de la nueva placa. Fue sustituido por Jorge Díaz durante un período. La Marraqueta inició a partir de entonces una serie de extensas presentaciones en festivales en México, Argentina, Perú y Venezuela, y simultáneamente editaba Sayhueque (1999). Fue un trabajo que generó una intensa búsqueda musical y consolidó aquel definitivo mestizaje sonoro tan propio del conjunto. Se incorporaron elementos rescatados de la música de raíz: ritmos y sonoridades ancestrales del pueblo mapuche, tonadas campesinas y huaynos altiplánicos.
Hacia una música endémica
El tercer disco, La Marraqueta III (2005), que tuvo con un enorme trabajo de composición liderado por Pollak, marcó el reingreso de Rodríguez. Además tuvo la participación de la emergente voz de Paz Court y también recuperó una antigua pieza del grupo Cometa, precisamente la que le dio nombre al proyecto cuando aún era un taller experimental, "El cometa" (rebautizada aquí como "Cometa"). La Marraqueta inscribió de esta manera su nombre en las páginas más nuevas de la historia del jazz nacional.
Tras 17 años, el cuarteto regresó a la composición y al disco, ahora con la idea de la música chilena endémica, entendida como una evolución de las partes: si bien se trataba de una creación contemporánea que incluía influencias del hemisferio norte, la música de La Marraqueta estaba entendida igualmente como parte de un territorio abierto donde conviven los originarios y los "introducidos". En ese sentido, Astral (2022) fue un álbum tipo manifiesto que contó con un amplio cuerpo de composiciones de Mauricio Rodríguez.
Actualizado el 06 de junio de 2022