Iñigo Díaz
Ledermann se había iniciado en el estudio de la guitarra clásica y la Pedagogía en música en la Universidad de Chile, durante los siniestros primeros tiempos de la dictadura militar. Posteriormente cursaría en Brasil nuevos estudios en ese mismo campo de la música contemporánea y la enseñanza pedagógica. Pero en su bitácora personal fue el concierto que Paco de Lucía dio en 1977 en el Teatro Oriente, y al que el joven guitarrista asistió, el que marcaría su paso definitivo a la guitarra flamenca.
Por entonces en Chile no existían profesores para la instrucción del flamenco. Ledermann tuvo sus primeras lecciones con el músico malagueño Julián Benito, y luego comenzó a tocar en quintas de recreo del sector de Santiago Sur junto a un elenco de músicos populares. Su idea era sacar el flamenco de locales nocturnos y estudiarlo correctamente, de manera que pronto tomó un camino como solista de guitarra y primer divulgador del flamenco. Entre 1980 y 1982 tocó en un antiguo café sobre el cine Normandie, de la Alameda.
Un movimiento guitarrístico
En 1982 viajó por primera vez a España, en otro de los momentos bisagra de su historia musical. En Cádiz participó de los cursos de guitarra con el concertista Manolo Sanlúcar, uno de los patriarcas de la guitarra flamenca contemporánea, "rival" de Paco de Lucía. El chileno Ledermann llegaría a establecer una amistad cercana con ambos músicos, Paco y Manolo. Ese paso por España le permitió interiorizarizarse de amplio espectro de los llamados "palos" (estilos para el flamenco), y comenzó entonces a componer sus primeras piezas: bulerías, alegrías, farrucas, rondeñas, soleás, rumbas y otros palos.
A su regreso a Chile, grabó el primero de sus discos como compositor independiente: Agualuna (1984). Un año después, Ledermann inició una gira de conciertos itinerantes de difusión de la guitarra flamenca que llegó hasta Chaitén. Hasta ahí seguía siendo un único cultor chileno del género. Como resultado de ese viaje, Ledermann llegaría a dar conciertos en el Teatro Municipal de Santiago, y de esas grabaciones saldría el disco doble Ledermann en vivo (1986).
En ese afán de investigación, divulgación y proyección del flamenco, Carlos Ledermann comenzó a enseñar el lenguaje en la guitarra. Uno de sus primeros alumnos más importantes —y que también actuó como segundo acompañante de Ledermann durante algún tiempo— fue el temuquense Carlos Pacheco Torres, quien se radicó poco después en Córdoba y adoptó la nacionalidad en 1996. Llegó a convertirse en catedrático de guitarra flamenca en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba.
En sus largos años de docencia, Ledermann enseñó a diversos músicos, como el guitarrista y compositor docto Javier Farías, además de cultores especializados como Gustavo López, José Miguel Hernández, Andrés Pituquete Hernández, Daniel Muñoz y Francisco García Sánchez, entre otros. En la década de 1990, además, Ledermann intensifica su producción como compositor, y lanza una trilogía de álbumes con nuevas piezas autorales y poética andaluza: La sabadera (1990), Por callejuelas (1991) y Sueños de luna y cal (1993) captaron la atención de la prensa musical, que incluso lo premió como el mejor instrumentista ese último año.
Los festivales y el concierto "Crepuscular"
Entre 1996 y 2003, Ledermann impulsó el Festival de Guitarra Flamenca de Santiago, cuyas versiones se realizaron en el Centro Cultural de España y atrajeron a audiencias nuevas, ya instruidas en el género, no solo por la guitarra sino por el baile y el cante. De la mano con estos acontecimientos, sus actuaciones internacionales lo llevaron a diversos festivales de guitarra, como la Bienal de Guitarra de Quito, el Festival Flamenco de Huétor-Vega en Granada, España, el Festival Internacional de Flamenco y la Primera Feria Latinoamericana de Flamenco en San José de Costa Rica.
Nuevos discos, Barajando (2001) y Óleo en madera (2004), lo encuentran ahora convertido en una autoridad. En 2006, Ledermann viajó nuevamente a Córdoba para dictar una conferencia sobre su maestro, Manolo Sanlúcar, en el Festival de la Guitarra de Córdoba, uno de los más importantes del circuito mundial, y ya en 2007 escribió su famoso concierto "Crepuscular", para guitarra flamenca y orquesta, que estrenó junto a la Orquesta de la Universidad Mayor, dirigida por Luis José Recart.
Gotas de anís (2009) y De tiempo en tiempo (2015), con nuevas propuestas para palos desde Chile, además del libro Identidad propia (2015), encargado desde Madrid por el guitarrista flamenco Óscar Herrero como una colección de apuntes para la composición, consolidaron su trabajo en los campos de la creación, la docencia y la divulgación, a cuatro décadas de ese concierto trascendental de Paco de Lucía en Chile.