Iñigo Díaz

Inicialmente formados como cuarteto con Santa María, el bajista Alonso Durán (de Marcetribu), el especialista en música andina Marcelo Pérez y la compositora y cantante Daniela Conejero, Santa Mentira apareció en escenarios reducidos a mediados de 2001, en la Sociedad de Escritores de Chile en Almirante Simpson 7. Para entonces ya estaba explorando en las armonías del bossa nova de Tom Jobim, la canción acústica urbana de Hugo Moraga y la fusión instrumental de Juan Antonio Sánchez. Poco después el grupo llegó a ser sexteto y tomó una identidad mucho más definida con el arribo del guitarrista César Jara, el bajista Andrés Gastelo (músico de Pedro Villagra) y sobre todo el baterista Luis Barrueto (de Vejara).

Fue Barrueto el que puso el ritmo de una batería sin planos de estridencias en las sesiones de grabación de canciones como “La prófasis”, “Pedacito de alma” y “La tarántula” (de Santa María), en los arreglos colectivos para “Angelita Huenumán” (de Víctor Jara) y en “Caracola” y “El amor es una lechuga” (de Conejero). Con el trabajo a dos guitarras entre Santa María y Jara el grupo llegó a su mejor momento, pero a la larga la partida de músicos jugaron en contra de su continuidad. Daniela Conejero siguió como solista y César Jara se integró a Inti-Illimani. Santa Mentira se mantuvo en suspensivos hasta que se rearticuló como cuarteto instrumental en 2006 para editar el álbum Santa Mentira, que resumió toda esa época musical.