Rodrigo Alarcón L.

Seis meses pasaron Mauro Torres y Claudio Gajardo en un subterráneo de Balmaceda 1215 dando forma a las primeras composiciones de La Gorda en 1999. Aburridos de la máquina de ritmos que ocupaban, reclutaron al baterista Óscar Mosqueira, ex compañero de ambos en otra banda, Damago. Pronto grabarían un primer demo donde tocó guitarra y se hizo cargo de la producción el músico de jazz Daniel Lencina, quien formó parte de La Gorda en dos períodos distintos hasta su alejamiento definitivo a fines de 2005.

Poco tiempo después, ese demo formaría parte del disco debut, Vivir (2001), en cuyos créditos se repite Lencina y se suma el pianista Edgardo Campos. En paralelo, La Gorda recorría Santiago tocando en bares como La Batuta, Tomm Pub, El Sótano, Laberinto y un sinnúmero de pequeños locales, donde daban cuenta de una música cercana al rock pesado y de una voz que les valdría comparaciones con la banda argentina Divididos.

Además de Lencina y Campos, la banda compartió con músicos como el saxofonista de jazz Ignacio González y el guitarrista de Libra, César Ascencio. Ambos son también parte del sello Bolchevique Records, donde convive el jazz con el rock practicado por bandas como Boa y La Gorda. Esa disquera editó Vivir y consolidó ese lazo con Carrusel (2004), segundo disco del grupo.

La Gorda tercera es un tercer álbum, aún inédito, luego de que en 2007 la banda se nuevo se convierte en un cuarteto, con la incorporación de Carlos Nebot como guitarrista. Los portales Rockaxis, Suena, Chilerock y la radio Rock & Pop han destacado en diferentes épocas el rock de La Gorda, que deja espacios a ritmos bailables y a las melodías de Mauro Torres, un vocalista cuyas letras explotan la cotidianidad y tienen raíz en la ciudad. Mixtura que en las presentaciones en vivo suma importantes dosis de vitalidad, potencia y habilidad sobre los instrumentos.