Parte de una escuela renovada de la música de fusión latinoamericana, que presenta los nombres de Cántaro, Quitrú, Merkén, Tierra, Rukantü, Kalfu, Aguafuerte Acústico, Mecha, Sexto Piso o Santos de Greda, los inicios del proyecto datan del encuentro de Pablo Lara Donaire con Luciano Oyarzún. Entusiasta cultor de músicas populares europeas, celta, gitana, húngara o rumana, e integrante del grupo Pichi Cahuín, Oyarzún contribuyó a la definición de las partituras. Las composiciones iniciales del pianista requerían vientos, de modo que la dupla comenzó a trabajar junta, pero al poco tiempo también sumaron cuerdas. Así se unió el cellista de la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción, Rodrigo Peje Durán, a su vez integrante del emblemático Entrama.

El trío tomó forma como Concepción 14. Pero al año siguiente, en 2015, la convocatoria de músicos fue transformando la fisonomía del proyecto, ya decisivamente en los cruces entre música académica y de raíz, jazz y fusión, considerando sus recursos, sus armonías y sus diversos enfoques, ahora aplicados a una propuesta que se sustentó en el folclor sureño.