Iñigo Díaz

Formado desde los ocho años en el estudio del piano clásico con la maestra polaca Ewa Jasinska, quien lo instruyó en la literatura para piano de Grieg y de los compositores postrománticos, conforme avanzó su edad Meza se fue involucrando con audiciones de música pop y hip-hop, que le abrieron en campo visual y creativo. Más tarde estudiaría piano jazzístico con Mario Feito, entonces reconocería en figuras como Bill Evans y toda la línea de pianista modernos una expansión de las posibilidades armónicas del instrumento, ya en otros territorios.

Su ingreso a la Escuela Moderna de Música para estudiar composición y seguir con el piano junto al profesor Pablo Bruna, le significó en consecuencia relacionarse con nuevos músicos y sus propuestas. De esos años de estudio aparecieron el baterista Felipe Salas y el bajista Sebastián Muñoz, con quienes formó la base instrumental del grupo Cómo Asesinar a Felipes, que más tarde reclutaría al rapero Koala Contreras y el tornamesista DJ Spacio. Meza puso sus conocimientos al servicio del quinteto, para el comentado y aplaudido debut Cómo Asesinar a Felipes (2008).

Además de tocar en vivo y escribir arreglos para figuras mayores del pop chileno de la época como Francisca Valenzuela y Álex Anwandter, tuvo un rol principal en el disco II (2013), de Kinética, para el que realizó arreglos centrales y también tocó en su banda. Su trayectoria solista se desarrolló en simultáneo a sus colaboraciones. Meza se centró en la creación de obras camerísticas, principalmente para piano e instrumentos como el corno y el saxofón. Sus discos en esta línea, editados por el sello Potoco, son Piezas para piano y cuarteto de cornos (2010), Fantasías fonéticas (2011) y Niebla (2013).

Bienvenida en Berlín
En 2016, Marcos Meza se trasladó a Berlín para continuar su vida como músico, una ciudad de amplio alcance creativo. Allí comenzó de desarrollar una veta en la electrónica atmosférica de autor, que se tradujo en el primero de sus álbumes realizados en Alemania, Universo paralelo (2018), una obra en el campo del ambient que obtuvo una gran recepción en Chile. En esa misma línea de acción, al año siguiente se unió al músico electrónico y productor chileno Paulo Sapiaín, con quien realizó un segundo trabajo en Alemania. Four rituals desarrollaba un relato contemplativo, ceremonial y hasta "pagano", en cuatro momentos, que incluyó a nombres como la soprano chilena Luciana Mancini (voz), el músico Martín Benavides (theremin), el indio Ravi Srinivasan (tabla) y el chamán amazónico Senen Pani.

En tanto, durante la pandemia Marcos Meza inició un trabajo de reflexión sobre el estado emocional personal y coelctivo, a través de improvisaciones en un piano de cola Grotrian Steinweg de entonces 100 años de antigüedad. Ese trabajo, también en el campo del ambient, aunque utilizando optros instrumentos tan dispares, como el chelo y el theremin junto al mismo Benavides, junto con todo tipo de procedimientos de la electrónica, se convirtió en el disco Piano reveries (2023). El proyecto vino a completar su propia "trilogía berlinesa" como un relato en diez secciones, de mayor complejidad, donde él observaba la figura de Maurice Ravel.