La vida paralela de Horacio Salinas como músico clave de Inti-Illimani e Inti-Illimani Histórico avanza principalmente por la composición de música para cine. Parte central de su obra y su discografía tiene que ver con las bandas sonoras, como se define en el disco Música para cine, vol. 1 (1997), y en este trabajo Salinas subraya ese cometido como nunca. Ocupa varios territorios y se instala como investigador de aquella música que dominó el término del 1700 y el inicio del 1800, pero también como el músico que debía ambientar sonoramente películas mudas dentro de la sala de cine. La propia El húsar de la muerte (1925) de Pedro Sienna es una cinta muda, de modo que Salinas escribe su partitura imaginando el ambiente y el sonido de la Reconquista, una obra que fue grabada por la Orquesta Clásica Usach, a la que él, además, dirigió. Se escuchan esas danzas de salón, valses, tonadas y marchas marciales para una veintena de escenas que completan la historia del guerrillero Manuel Rodríguez. —Iñigo Díaz