Iñigo Díaz
Nacida en Concepción pero criada en Traiguén, pequeña ciudad entre Lumaco y Victoria, tuvo un contacto directo con la naturaleza y la geografía sureña, además de ser testigo de la vida multicultural que allí se daba entre chilenos, colonos y las comunidades mapuches. Más adelante conoció la guitarra traspuesta, el oficio de las cantoras y el verso improvisado de los payadores cuando en 1994 comenzó a asistir a los Encuentros de Cantoras y de Payadores en Portezuelo. Allí hizo contacto con el payador Moisés Chaparro, quien le enseñó los primeros trasportes, como la afinación por tercera alta. Ese episodio —describe ella— la conectó trascendentalmente con su bisabuela Casimira, cantora campesina del Biobío, a quien nunca conoció y quien definió esa herencia.
También educadora diferencial y gestora cultural, durante la década de 2000 se trasladó a Santiago. Entonces siguió en contacto con el payador y guitarronero barnecheíno Manuel Sánchez, a quién también había conocido en 1994. Ella misma acudía entonces a Barnechea, territorio rural y precordillerano que la conectó con sus años en el sur. Luego de un viaje a caballo a la montaña regresó cargada de canciones que llegaron al citado disco De tierras y asfaltos, que antes de sumarse al catálogo del Sello Azul en 2009, tuvo una primera edición autogestionada en 2007. Allí finalizó una larga primera etapa como guitarrera y conocedora del folclor, cuando una Vasti Michel de entonces 30 años comenzaba a escribir canciones que la encaminaron hacia la cantautoría.
Por ese tiempo fue apadrinada por Juana Fe y Joe Vasconcellos, y Vasti Michel comenzó a actuar en sus conciertos, solo como cantora, con guitarra y bombo. En adelante los formatos irían a ampliarse hasta formar tríos y cuartetos con músicos de jazz y fusión, como el pianista César Ibacache o el guitarrista Mauricio Barrueto y el baterista Luis Barrueto (del trío de rock fusión Vejara). Además, con el guitarrista de blues Iván Torres, quien además produjo su primer material, actuó a dúo en Argentina.
Viento verde (2010) se convirtió en su segundo disco, que contó con arreglos de Javier Guíñez, también de Vejara. Su primera trilogía de discos se completó con Pensamiento i frecuencia (2012), que tuvo la particularidad publicar como contenido adjunto un cancionero de acordes para cada canción al modo de la revista La Bicicleta.
Como divulgadora y se vinculó a cantautoras de su generación como Fabiola González y Natalia Contesse, creando un bloque de canto femenino para difundir a nuevos públicos la guitarra traspuesta chilena. Esa experiencia desembocó en una serie de actividades, presencia en festivales y encuentros, y contacto directo con nombres como la investigadora Patricia Chavarría y cantoras sureñas como Mauricia Saavedra, Marisole Valenzuela y Ana Flores. Instalada tiempo después en Alpehue, al interior de Melipeuco, Vasti Michel se volcó a su oficio de educadora y profesora de música en escuelas rurales. Así continuó con una siguiente etapa musical, en un trío con los mismos hermanos Barrueto.
Actualizado el 01 de enero de 2022