Tatiana Passy Lucero / Iñigo Díaz

En su niñez frecuentó espacios centrales en la cultura de la "cueca brava", bautizada así por su padre. Fue criada en recovecos de Estación Central, como el mercado La Viseca. Así aprendió el arte del canto a la rueda y el peculiar sentido rítmico del pandero y el tormento. En 1965, a los 14 años, Rita Núñez fue integrada al conjunto de proyección Millaray por el folclorista Héctor Pavez. Allí conoció y aprendió diversas danzas que la encaminarían a su faceta de bailarina de folclor. Más adelante, en los años '80, retomaría el contacto con la familia de Pavez y Gabriela Pizarro, realizando una serie de presentaciones con el cantor Héctor Pavez Pizarro.

Como bailarina, la figura de Rita Núñez ha sido reconocida como fundamental en el desarrollo y la continuidad de la traidición cuequera, sobre todo por el aporte innovador a estilo clásico del baile, intercambiando los movimientos de la medialuna por gestos libres y seductores que han reflejado la personalidad y espontaneidad de los bailarines en la ciudad. Rita Núñez es clave en la consolidación de esa presencia femenina no solo en la dinámica sociocultural de la cueca urbana, sino en su proyección escénica, que ha subsistido por décadas entre sucesivas generaciones.

El tormento de pecho
A finales de la década de los '60, Rita Núñez ya participaba como percusionista en varios registros fonográficos de cueca, en su mayoría producidos por el sello EMI Odeón y al alero del productor Rubén Neuzeilles. En este período grabó el pandero y el tormento en LP de Los Chileneros, el Dúo Rey-Silva, Las Morenitas, Los Hermanos Campos y Margot Loyola, entre otras figuras del folclor que llegó al disco.

Como resultado de esa experiencia en el estudio de grabación, Nano Núñez —luthier además de cantor y autor— desarrolló una innovación en la organología y luthería tradicional chilena: la transformación y adaptación del tormento colonial al actual "tañador", pero en su versión "de pecho". Núñez lo redujo de tamaño a una herramienta más pequeña y portátil para que su hija Rita pudiera utilizarlo en las cabinas de grabación con comodidad.

En 2024, Rita Núñez lanzó Arriba la chilena, el que fue su primer álbum como solista, acompañada por jóvenes músicos de las segunda y tercera generaciones de la cueca urbana. Allí recreaba un repertorio de cuecas canónicas de Nano Núñez, rescatando su poesía, ritmos, melodías y estilo de canto. Parte de un capítulo en la historia de la cueca, aunque desde un plano secundiario de visibilización, Rita Núñez ha sido invitada por los cultores del siglo XXI que reconocieron su rol desde la década de los '60: Los Santiaguinos, René Torito Alfaro, La Chinganera y Belencha Mena, entre otros.