Iñigo Díaz
Su primera aparición se registra en 1977, cuando junto a otros estudiantes de Antropología en la Universidad de Chile fundó el grupo Santiago del Nuevo Extremo. Con este proyecto se comenzó su vida como saxofonista y flautista, realizó dos giras europeas en los años más difíciles del régimen militar, escribió piezas instrumentales ("¿Y yo qué hago?", "Bella, que tienes mi alma"), y permaneció presente hasta la disolución de la agrupación en 1986. Un año antes ya estaba incursionando en ámbitos del pop en dictadura, junto al grupo Primeros Auxilios, donde hizo dupla de saxos con Sebastián Piga (Upa!).
En 1987 se incorporó a su primera banda importante orientada a la fusión latinoamericana, Huara (encabezada por el percusionista Claudio Pájaro Araya). Al interior de esta agrupación se desarrolló ampliamente como saxofonista. Tras la grabación de dos álbumes, en 1990 anunció su retiro para viajar a Europa y establecerse en la alemana Colonia, ciudad donde estudió saxo y dirigió su primer proyecto con músicos europeos: Kunza.
El sonido en las palabras
En 1995 fue invitado a integrarse a Inti-Illimani (como reemplazante del saxofonista Renato Freyggang). Regresó a Chile, grabó tres álbumes con el grupo y en 1998 se lanzó como músico solista. Por su banda de soporte (que él denominó La Pedroband) pasó un importante número de músicos provenientes del jazz, la fusión y la música latinoamericana, entre quienes aparecen los pianistas Pablo Vergara y Ariel Pino, los bajistas Patricio Rocco, Christian Gálvez y Andrés Gastelo, los bateristas Daniel Rodríguez y Carlos Cortés, y los percusionistas Efrén Viera, Arturo Medina y José Izquierdo. La agrupación también ha contado con cuerpo de voces con distintas figuras, como Daniela Conejero, Mariel Villagra, Analí Muñoz, Francisca Schmidt y Celeste Shaw.
Desde entonces, en esa primera etapa solista en la que creó el sello discográfico Trompe, cada dos años Pedro Villagra editó sus discos solista orientados a la fusión de inspiración latinoamericanista, colorida, festiva y de instrumental electroacústico. Pagano (1998) y Quiebracanto (2000) marcaron esa largada como compositor, mientras que Fanfarria para marionetas (2002) lo expuso como creador de música incidental, con una pieza para el montaje homónimo del dramaturgo Jorge Díaz. Y alternando participaciones y colaboraciones con el grupo "synfoétnico" Amapiola (2002) y con el ensamble experimental porteño Verdevioleta (2007), alcanzó importante altura con el disco Otredad (2004), un trabajo sonoro y poético conceptual que incluyó las voces de Laura Fuentes y su hija Mariel, y con el que se consolidó como un compositor de música popular de gran madurez en el inicio de esa década.
De canto y baile
En ese disco, Pedro Villagra comenzó a incursionar en el canto, lo que marcaría una etapa musical en trabajos posteriores, pero también un paso al jazz latinoamericano más decisivo cuando formó su primer cuarteto junto a Ariel Pino (piano), Christian Gálvez (bajo) y Daniel Rodríguez (batería). En 2007, una siguiente formación de cuarteto grabó en el club Thelonious el disco Imprólogo, utilizando a Andrés Gastelo (bajo) y Carlos Cortés (batería).
En vísperas de las conmemoraciones del Bicentenario de Chile, Villagra desarrolló un proyecto de fusión de mayores dimensiones. Musicalizó textos de poetas chilenos, Huidobro, Mistral, Neruda, Pezoa Véliz, Braulio Arenas y Elicura Chihuailaf, en un álbum conceptual titulado Bicentenario, convite a la danza (2009), que tuvo a la Pedroband con cuarteto de cuerdas y bailarines en las presentaciones de los conciertos. Allí, Villagra se consolidó como cantante además de saxofonista, su instrumento principal.
El disco Rebulú (2013) fue un trabajo de transición, que contó con colaboraciones a distancia varios años antes de la “era telemática”. Grabaron músicos como el percusionista Cristián Carvacho (desde Alemania), el flaustista del Quilapayún francés Rodrigo González (Francia), Arturo Medina (México), el percusionista Cristián Moraga (Estados Unidos) y el violinista Raúl Orellana (Italia). Además realizó un homenaje a Palmenia Pizarro, en la canción “Palmenia es verdad”. Con su texto de carácter sociopolítico, la canción “La flor nacional” fue, de cierta forma, un anticipo a las manifestaciones que desembocaron en el estallido de 2019. Esa pieza también ingresó al repertorio de Santiago del Nuevo Extremo, que la grabó como single.
Fáciles de piel (2018) sería un álbum de cierre de una época para Pedro Villagra, con canciones orientadas a la fiesta, la danza y la celebración, plagada de ritmos latinos y material cercano a la música pop y el R&B. Por ese tiempo, Villagra comenzaba también un dúo con el guitarrista de rock Kiuge Hayashida, con quien tuvo actividad en vivo y en grabación de canciones propias pero también de Víctor Jara, Hugo Moraga, Charly García y Luis Albeto Spinetta.
Actualizado el 17 de abril de 2025