José Oplustil / Iñigo Díaz
Allende estudió violín, teoría y composición en el Conservatorio Nacional (1899-1908) con maestros como Enrique Soro. El gobierno chileno le envió a Francia y España para continuar su formación en 1910, así como conocer los métodos de enseñanza en los conservatorios europeos y la educación musical en las escuelas de diversos países. En ése y posteriores viajes entablaría amistad con Debussy, Falla, Ravel, Massenet, Pedrell y Bretón.
Allende volvió a Chile y trabajó para el Ministerio de Educación en la mejora de la enseñanza musical en las escuelas públicas (1924-28). También enseñó en el Conservatorio Nacional, siendo profesor de armonía y composición (1928-46) de Alfonso Leng, Carlos Isamitt, René Amengual, Alfonso Letelier, Gustavo Becerra, Juan Orrego Salas, Carlos Riesco, Jorge Peña Hen y Eduardo Maturana.
Viajó de nuevo a Europa en 1922 y fue uno de los fundadores de la Academia Internacional de Bellas Artes en París en 1923. En otra visita a Europa, en 1928, actuó como vicepresidente de la sección de música en el Primer Congreso de Artes Populares en Praga. Durante este viaje asistió a interpretaciones de varias obras suyas en el Festival Iberoamericano en Barcelona (1929).
Allende también enseñó en los liceos de Aplicación, Valentín Letelier, José Victorino Lastarria y Javiera Carrera, integró la Sociedad Folclórica Kharkov y la Academia de Bellas Artes de Costa Rica, fue miembro fundador y presidente de la Asociación Nacional de Compositores de Chile y el primer compositor chileno en recibir el Premio Nacional de Arte en 1945.
Entre el modernismo y el nacionalismo
La creación de Allende como compositor estuvo complementada por una extensa investigación de la música popular e indígena de Chile. De hecho, fue responsable de editar, en el sello RCA Victor, las primeras grabaciones en terreno de música mapuche. Además investigó la música griega antigua, formuló leyes acústicas y creó un sistema de iniciación musical.
También fue uno de los iniciadores del modernismo en Chile, al desarrollar un idioma armónico y una orquestación influidas por el impresionismo francés. Al mismo tiempo, empleó temas y ritmos basados en canciones y danzas del campo chileno, pero no siempre, como sucede en las citadas "Doce tonadas de carácter popular chileno" (1918-22) que no contienen citas folclóricas.
Distinto fue el caso de otra obra famosa, el poema sinfónico "La voz de las calles" (1920), en que Allende incorpora pregones de Santiago de comienzos del siglo XX, o las "Escenas campesinas chilenas" (1914), mientras que el ascendiente europeo, en especial impresionista, invade la exquisita escritura melódica del "Concierto para violonchelo y orquesta" (1915), admirado por el mismo Debussy, o del "Cuarteto para cuerdas" (1925-48). Allende compuso varias otras partituras para orquesta, de cámara y para piano, además de una ópera para niños, basada en el cuento "La Cenicienta" (1948).
Actualizado el 08 de junio de 2018