José Oplustil
Después de unos meses en París, Soro se matricula en el Conservatorio de Milán, donde permanece desde 1898 hasta 1904. Algunas de las obras que compone en ese periodo se presentan en Milán y otras las interpreta durante una extensa gira que realiza por Italia y Francia, después de su graduación. Conoce entonces a figuras como Bloch, Monteux, Casella, Mascagni, Boito y Saint-Saëns.
La primera sinfonía chilena
Soro retorna a Chile en 1905 y organiza conciertos con obras suyas y de autores europeos, actuando como pianista y director de orquesta. En 1906 toma el cargo de profesor de armonía y contrapunto en el Conservatorio Nacional de Música, al año siguiente es nombrado subdirector de la entidad y desde 1919 hasta 1928 es director y profesor de piano y composición.
Además de seguir preparando conciertos, en esa década viaja a Perú, los Estados Unidos y Europa. En Nueva York firma contrato con la editora musical Schirmer y graba rollos y discos para Aeolian Company y Columbia Gramophone Company. Es nombrado miembro honorario de la Sociedad de Compositores de París en 1922 y recibe dos premios en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929.
En distintos momentos de su carrera, Soro siguió realizando giras al extranjero y presentando obras como el "Concierto para piano" y orquesta en re mayor, que obtuvo un premio en Barcelona, o la "Sonata para violonchelo y piano", que ejecuta con Pablo Casals. El concierto para piano es ovacionado en Santiago y la "Sinfonía Romántica" marca un hito en la historia musical chilena en 1921, al ser la primera sinfonía escrita en nuestro país.
Después de dejar el Conservatorio Nacional de Música en 1928, donde tuvo entre sus alumnos a Domingo Santa Cruz, Juan Casanova Vicuña y Roberto Puelma, se dedica a la creación y organización de los conciertos de la Sociedad de Compositores Chilenos. En 1948 recibe el Premio Nacional de Arte mención música, siendo el segundo compositor galardonado en la historia después de Pedro Humberto Allende.
El último romántico
La producción de Soro se concentró en la música pura y en la sala de conciertos. El autor no tuvo interés en la ópera, a pesar de tener un innegable talento lírico y melódico. La mayor parte de sus obras se enmarcaron en el romanticismo, como lo evidencian el "Andante appassionato" (1902), la "Danza fantástica" (1916), el "Concierto para piano y orquesta en re mayor" (1918) o la citada "Sinfonía romántica" (1921). Incluso su más famosa obra, "Tres aires chilenos" (1942), mantiene una adhesión a ese estilo, aún cuando emplea ritmos, melodías y armonías ligadas con la tonada y la cueca.
Actualizado el 14 de octubre de 2023