Iñigo Díaz

Adiestrado por el maestro de la batería Ricardo Ruiz (y más tarde por el experimentado percusionista cubano David Ortega), Puentes ingresó en el jazz chileno a temprana edad, conformando ensambles como sideman con el pianista Ariel Pino en Santiago o el guitarrista César Arriagada en Concepción. Se unió a las permanentes jams del Club de Jazz alternando sesiones con los nuevos nombres de los ‘90 y luego formó en un trío bop estable junto al contrabajista Daniel Navarrete y el mismo Arriagada en la guitarra. El toque versátil de Puentes lo llevó además a integrar orquestas de música popular junto al trombonista Héctor Parquímetro Briceño e inspeccionar en el rock como músico de Cristián Fiebre, con quien grabó una canción para la banda sonora del film mexicano “Amores perros”.

Una vez instalado en México, a lo largo de toda la década de los 2000 actuó de manera sistemática como sesionista y acompañante hasta encontrar en el pianista Mark Aanderud y el contrabajista Agustín Bernal sus hombres de mejor fiato. Fue un trío a tres liderazgos que lo hizo debutar discográficamente, con interesantes trabajos grabados y editados en el hemisferio norte: Common differences (2001), Hands free (2002) y Trío (2004, con el pianista mexicano Eugenio Toussaint).

En 2010, Gabriel Puentes, el primer chileno en actuar en un escenario del Lincoln Center de Nueva York, publicó su primer disco con ciento por ciento de liderazgo, Simple, donde creó una serie de improvisaciones libres ("Curiosos artefactos", "Brisa", "Me retiro indignado") junto a los músicos que lo acompañaron, el argentino Leo Genovese (piano) y el estadounidense Chris Lightcap (contrabajo). Una de las primeras sesiones de grabación realizadas por el baterista en sus viajes anuales a Chile tuvo lugar en febrero de 2016, cuando fue llamado por el guitarrista Diego Riedemann para integrar su trío espontáneo y dejar registrado el disco Sinke (2016), donde Puentes sumó más experiencias como sideman.