David Ponce
La misma pobreza rodeó su origen. Enrique Motto Arenas nació en 1915 en Valparaíso, en el Cerro Alegre. Fue el menor de diez hermanos, hijo de Juan Motto, almacenero italiano, y con el ancestro musical de su abuelo paterno, el violinista Gaetano Motto Masarelli. Establecida la familia en Santiago, enviudó su madre, Marcelina Arenas Osses, y el clan debió cambiarse a un conventillo. En vez de ir a la escuela, el hijo menor empezó a trabajar en los diversos oficios del barrio, como mocito o mandadero.
A los catorce años, hacia 1929, empezó a cantar y tocar guitarra en bares y cafés de San Pablo, Franklin, San Diego o Plaza Almagro en la capital. Era una bohemia de cabarets y restaurantes que nunca más le sería ajena. Ahí halló al inventor de su célebre alias: el músico Ángel Capriolo bautizó a Motto como Chito Faró, quien actuó por primera vez en 1935, a los veinte años y con una orquesta en el cabaret Chantecler, situado en la esquina de Avenida Matta con San Diego, en pleno barrio Chicago Chico.
Desde entonces la carrera del cantante incluyó giras por Chile y Sudamérica, a bordo de compañías de sainete y revistas. En una de ellas se quedó en Buenos Aires por quince años: fue la estada que inspiró la melancolía de su mayor éxito. Chito Faró escribió el vals canción "Si vas para Chile" en 1942, en un hotel de la calle Sarmiento en Buenos Aires, motivado por el recuerdo de la visita a cierta casa de Lo Barnechea. En la época en que Las Condes aún podía merecer el nombre de "pueblito", ese paraje fue inmortalizado en versos como "Es una casita / muy linda y chiquita / que está en las faldas de un cerro enclavada" o "El pueblito se llama Las Condes / y está junto a los cerros y al cielo".
"Si vas para Chile" fue estrenada en Brasil por Chito Faró, vestido con atuendo de huaso. A su regreso fue recibido en el céntrico restaurante El Pollo Dorado, otro punto neurálgico del Santiago nocturno de mediados de siglo. Sin duda menos difundido, el resto de su repertorio es cuantioso, desplegado en tonadas, cuecas, cachimbos, tangos, milongas, valses, boleros, rumbas, guarachas, rancheras, corridos y foxtrots. "Chango López", "Enséñame a olvidar", "Mentira", "El último poeta", "Los héroes olvidados" o "Yo era bueno" son algunos de ellos. Otros aluden a motivos típicos, como "Noche austral en verso", "Carreta", "El gallo y la gallina", "Una noche de otoño", "Una tarde", "Cuando la tarde se va", "Atardecer campesino" o "Cachimbo para Atacama". Y otros son títulos más urbanos: "Santiago viejo", "San Diego", "Muñeca de papel" o "Recuerdos ariqueños".
Laureles de oro y discos de oro fueron algunos de sus premios a contar de entonces. El autor llegó a ser amigo del Presidente Carlos Ibáñez del Campo. Pero una hemiplegia y la vida de correrías bohemias que le valió por igual la gloria y el infortunio acabaron con su vida a los 71 años. Chito Faró murió tal como nació, sumido en la carestía, el 28 de abril de 1986. "Si vas para Chile" fue grabada por Sylvia Infantas y los Cóndores, Los Cuatro Hermanos Silva, Los Huasos Quincheros, Pedro Messone, Los Huasos de Algarrobal, el dúo español Sergio y Estíbaliz o la argentina Liliana Herrero (en su disco Confesión del viento, 2003). Hasta la cantante estadounidense Laura Branigan, invitada a alguna convención nacional de distribuidores de productos electrónicos en el hotel Hyatt en 1992, cantó, junto a una copa de pisco sour, covers como "Mujer contra mujer", de Mecano, y "Si vas para Chile", de Chito Faró.
A tal llega su popularidad que esa canción legó al repertorio nacional de aforismos la sentencia "Y verás cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero". Y una versión de "Si vas para Chile’’ fue acuñada entre el pueblo tras el escándalo provocado por una de las mansiones construidas por Augusto Pinochet bajo su dictadura, con versos recreados como "Al frente hay un pueblo que llora y que llora porque tiene hambre". Pero es el propio Chito Faró quien, antologado en el disco Las grandes canciones chilenas del siglo XX (1999), entona su obra más inmortal, con arpa, guitarras y una voz sentida y sobrecogedora: el sentimiento que sólo puede imprimir el que hizo la canción.
Actualizado el 03 de febrero de 2016