Leiva Jiménez nació en Rancagua pero creció en la comuna metropolitana de Maipú. Fue junto con nombres como los de Andrea Andreu, Pati Díaz o Belencha Mena, uno de los últimos discípulos de Margot Loyola. Pero en su vínculo con la maestra y su entorno, que viene incluso desde comienzos de la década 2010 como integrante del conjunto Palomar, él continuó el trabajo de investigación mano a mano con Cádiz tras la muerte de Loyola en 2015. Leiva Jiménez se unió al proyecto de sistematización de los archivos reunidos por la pareja, la edición de documentos, clasificación de fonogramas y puesta en valor de ese gran fondo, que llegó a presentar incluso en Inglaterra.

Como músico, desde 2017 ha sido de los primeros tunos de la Tuna Mayor de la U. Alberto Hurtado, e integrante de la compañía de teatro La Dramática Nacional, también en calidad de actor en la obra Chiloé cielos cubiertos. Y en sintonía con su rol de investigador del folclor, Camilo Leiva Jiménez también trabajó en la sistemazación y digitalización del catálogo del antiguo sello discográfico Raíces, que a lo largo de toda la década de 1980 publicó casets de cantores populares, folcloristas y poetas.