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Violeta Parra desde el cine y Margot Loyola en cuerpo presente: las dos luminarias mayores del folclor chileno siguieron vigentes en la temporada 2011, Parra desde la pantalla grande en la exitosa película "Violeta se fue a los cielos", de Andrés Wood, y Loyola con nuevas entregas de conocimiento en forma de libro y disco.
Esto último es La cueca: danza de la vida y de la muerte, una edición de la Universidad Católica de Valparaíso en la que Margot Loyola y el folclorista Osvaldo Cádiz llevan al libro y al registro discográfico su sapiencia en la historia y las formas de la cueca, con un disco constituido por valiosas grabaciones de terreno. Otras ediciones folclóricas del año incluyeron el tributo a la propia Margot Loyola rendido por el conjunto Cuncumén en Árbol copioso y florido, el homenaje que el conjunto de proyección folclórica Quinchamalí rinde a su vez a Violeta Parra en Cantos de Violeta por Quinchamalí, el inventario que realiza la experimentada agrupación Tierra Chilena en Antología folclórica, el lanzamiento de una de las dos facciones en que están divididos los Chacareros de Paine, es decir Los Auténticos Chacareros de Paine en Somos los de ayer, los de hoy, los de siempre, y el repertorio que el músico Gabriel Betancur grabó en Gabriel Betancur, testimonio actual de canto popular sureño.
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