14 de diciembre de 2019
Los Bunkers: cancionero popularLuego de cinco años de receso, la banda tocó durante una manifestación en Plaza Baquedano que fue convocada por la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y de la cual también participó Inti-Illimani. El quinteto se presentó con pañoletas rojas, de cara al sol poniente y frente a decenas de miles de personas.
Son las siete y algo de la tarde del viernes 13 de diciembre de 2019 y Los Bunkers rompen cinco años de inactividad subiendo a un camión que cruza la avenida Providencia, justo entre el edificio de Telefónica y el monumento al presidente José Manuel Balmaceda. Como ha ocurrido en los últimos nueve viernes, ese lugar y la contigua Plaza Baquedano están copados por personas que portan carteles y banderas, que llevan pañuelos y que cantan o gritan o saltan o hacen todo simultáneamente para protestar. Siempre ha habido música en estas cuadras, pero ahora es distinto. “No sabes cuánto te esperé”, entona el quinteto en la canción que acaba con su receso (“Ven aquí”) y el sonido está lejos de lo óptimo, pero a nadie parece importarle demasiado. La tarde es cálida, las cervezas se destapan, la advertencia del Gobierno sobre la ilegalidad del concierto es una anécdota.
En total, fueron poco más de 40 minutos y nueve las canciones que Los Bunkers interpretaron en su retorno, uniformados con pañoletas rojas, de cara al sol poniente y a las decenas de miles de personas que estaban a esa hora en ese sector que hasta el 18 de octubre se conocía popularmente como Plaza Italia y que ahora muchos llaman Plaza de la Dignidad. Una suerte de compilado de éxitos, con la citada “Ven aquí”, “Llueve sobre la ciudad”, “Canción para mañana”, “Nada nuevo bajo el sol”, “No me hables de sufrir”, “Bailando solo” y “Miño”, además de dos versiones de Silvio Rodríguez registradas en Música libre (2010): “El necio”, dedicada “a la primera línea que está allá haciendo el aguante”, y “Santiago de Chile”. “No se nos ocurre un lugar más idóneo y una situación mejor”, dijo Mauricio Durán para introducir esta última.
“Eso no está muerto/no me lo mataron/ni con la distancia/ni con el vil soldado”, dicen esos versos escritos hace casi medio siglo y que en esta tarde tienen una resonancia distinta. En la mañana ha sido la propia ONU la que ha difundido un cuarto informe sobre violaciones a los Derechos Humanos ocurridas en Chile, algunas en esas mismas cuadras, y es tan solo una de las múltiples relecturas que tienen las canciones de Los Bunkers en esta actuación anunciada apenas unas pocas horas antes, a la que este sábado se suma una en Concepción. “La ciudad en que marchaste/las piedras que tiré” es otro verso que tiene un sabor distinto en este lugar de Santiago y así lo entienden las miles de personas que lo corean, que pocos minutos antes habían descubierto con picardía que el pulso de “Llueve sobre la ciudad” calza perfectamente con “el que no salta es paco”.
Es emotivo el reencuentro y también lo es la postal final, con la puesta de sol, con el humo de algunas barricadas a lo lejos, con un par de fuegos de artificio abriendo la sesión pirotécnica de cada viernes. Los Bunkers cantan “Miño”, esa canción dedicada a un hombre que hace casi dos décadas protestó quemándose a lo bonzo frente a La Moneda, luego de firmar una carta que cerraba con una frase tan demoledora como “mi alma que desborda humanidad ya no soporta tanta injusticia”. Es un concierto, pero no hay entradas pagadas ni agendas de promoción ni auspicios ni pantallas ni luces. Solo hay una muchedumbre junto a las canciones de un grupo que extrañaba. Canciones populares. - Rodrigo Alarcón L.