Iñigo Díaz
Si bien la formación vocal de Natalia Suazo se inició en Projazz, donde conoció y practicó repertorios de jazz y bossa nova (junto con intérpretes como Natacha Montory, Nicole Bunout y Daniela Benito), fue otro tipo de aproximación a la música la que prevaleció en el tiempo. Hacia 2007 realizó presentaciones con músicos del circuito jazzístico, aunque ya en 2009 estaba completamente desvinculada de esta escena, trabajando en solitario un repertorio de canciones con tratamientos rockero y electrónico. Entonces tomó definitivamente el nombre de Natisú e hizo crecer su proyecto a una banda, que contó con la participacion de músicos de los grupos Mar de Grises y Siberia, además de un significativo trabajo junto a Angelo Pierattini.
Su primera trilogía de EPs (Natisú, 2010; Relato entreparéntesis, 2011; y Los muertos, 2012), señaló un camino sónico y poético, basado en sensaciones, imágenes y abstracciones desde ambos puntos de vista: lo auditivo y lo narrativo. Entre la salida de esos trabajos, Natisú publicó también el álbum de diez canciones Deshabitar (2011), que presentó piezas como "En el centro del sol" y "Miles de ciudades", entre otras.
En 2011, Natisú se inició además como gestora de los conciertos alternativos "Mi casa su casa", serie de actuaciones íntimas que se realizaron en livings de casas de la comuna de Ñuñoa, y al que se plegaron solistas como Felipe Cadenasso, María Colores, Rocío Peña, Leo Quinteros y Javier Barría, uno de sus últimos colaboradores.
Transformación del sonido
Su segundo álbum de larga duración fue La historia (2014), un trabajo de composición depurado y también un ejercicio preliminar de producción desde su propia mano, que entonces marcaría un rumbo. Natisú había estudiado tecnología en sonido entre 2008 y 2011, pero en lugar de abordar la disciplina de manera técnica e instrumental, como compositora ella se centró en las propiedades físicas del sonido. De esta manera comenzaría a operar como productora en un siguiente nivel. En 2021 obtuvo, de hecho, un Premio Pulsar en este campo por trabajos junto a Yorka, Benjamín Walker y Malú Mora, entre otros nombres.
Ese recorrido que marcó la definición del sonido continuó luego con Hay un fuego (2021), álbum que había comenzado a escribir en 2016 pero que debió sortear todo tipo de impedimentos para completarse, desde la propia historia de Natisú al estallido social y la pandemia. Fue trabajado con el productor Iván González, músico que también produjo Rey (2021), de Camila Moreno.
Actualizado el 05 de agosto de 2022